Renovamos el compromiso de promover valores
Para nosotros la persona del educando de cualquier edad o nivel que sea es reconocida en su más excelsa dignidad. Para ello se requiere en la educación de una filosofía humanista cristiana que considere al hombre en toda su integridad formado como está de espíritu y cuerpo, dotado de inteligencia y voluntad, dispuesto a sacrificarse por los demás. El educando es encauzado al servicio de sus semejantes.
El fin de la educación humanista es el propio perfeccionamiento del hombre, hacerlo señor de sí mismo, consciente de su propia dignidad y la de las demás personas, cultivando en ellos los valores sociales, como la solidaridad, el espíritu de servicio, la cooperación que le permita cumplir con una responsabilidad social.
Afirmamos el deber de vivir y proyectar los valores a partir del propio carisma, al tener presente que: